El perdón: un hilo dorado en la historia de la salvación
Desde las primeras páginas del Génesis hasta las últimas del Apocalipsis, la Biblia es una narrativa del amor misericordioso de Dios. El perdón no es solo un acto aislado, sino el corazón mismo de la relación entre Dios y la humanidad. En cada época, en cada libro sagrado, encontramos un llamado constante a la reconciliación, al amor que supera el rencor.
El perdón en el Antiguo Testamento
Aunque muchas veces se piensa en el Dios del Antiguo Testamento como un Dios de justicia estricta, la realidad es que su misericordia ya estaba presente desde el principio:
Caín y el primer perdón
Tras el asesinato de Abel, Dios no destruye a Caín, sino que pone una marca sobre él para protegerlo (Génesis 4:15). Este es el primer ejemplo bíblico de que, incluso ante el pecado grave, Dios busca preservar la vida y ofrecer una oportunidad.
David y el Salmo 51
Después de su pecado con Betsabé, el rey David compone uno de los salmos más hermosos sobre el arrepentimiento:
"Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado." (Salmo 51:1-2)
David nos enseña que el verdadero arrepentimiento no es solo sentir culpa, sino acudir con humildad a Dios, confiando en su infinita misericordia.
El perdón mutuo en la Ley
La Torá ya contenía mandatos sobre el perdón entre hermanos. El Levítico nos dice: "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19:18). La semilla del mandamiento de Jesús ya estaba plantada.
Jesús: el perdón hecho carne
En el Nuevo Testamento, el perdón alcanza su plenitud en la persona de Jesucristo. Él no solo predica el perdón, sino que lo vive hasta sus últimas consecuencias.
El Padrenuestro
En la oración que Jesús nos enseñó, el perdón ocupa un lugar central:
"Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden." (Mateo 6:12)
Jesús establece una conexión directa: ser perdonados por Dios implica perdonar a los demás. No es una condición arbitraria, sino el reconocimiento de que solo quien ha experimentado la misericordia puede compartirla.
Setenta veces siete
Cuando Pedro pregunta cuántas veces debe perdonar, esperando que Jesús diga "siete veces", recibe una respuesta que lo supera: "No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete" (Mateo 18:22). Jesús no pone límites al perdón. Debe ser infinito, como lo es el de Dios.
La mujer adúltera
En Juan 8, los fariseos traen a una mujer sorprendida en adulterio, esperando que Jesús la condene. Pero Él responde: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella." Y cuando todos se van, dice a la mujer: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más."
Este relato muestra que el perdón no es complicidad con el pecado, sino una invitación a la conversión y a una nueva vida.
Desde la cruz
El momento cumbre del perdón cristiano es la cruz. Mientras Jesús sufre la tortura y la muerte, pronuncia palabras que resumen toda su misión: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34). Es la máxima expresión del amor: perdonar a quienes te están matando.
El perdón en las cartas apostólicas
Los apóstoles continúan enseñando sobre el perdón en sus escritos:
- San Pablo: "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:32).
- San Juan: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
- San Pedro: "Sobre todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados" (1 Pedro 4:8).
Cómo vivir el perdón hoy
La Biblia no nos presenta el perdón como un concepto abstracto, sino como una práctica concreta:
- Reconoce tu necesidad de perdón: Todos somos pecadores. Mientras más conscientes estemos de nuestra fragilidad, más dispuestos estaremos a perdonar.
- Perdona desde el corazón: No basta con decir "te perdono" si guardamos rencor interior. El perdón debe ser genuino.
- Perdona incluso sin pedido: No esperes a que el otro se arrepienta. Jesús perdonó desde la cruz sin que nadie se lo pidiera.
- Busca la reconciliación: El perdón no siempre implica restaurar la relación, pero sí liberar nuestro corazón del resentimiento.
- Recurre al sacramento: La confesión es el medio ordinario que Cristo dejó para recibir su perdón de manera tangible.
Conclusión
El perdón es el lenguaje del amor de Dios. A través de toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, vemos un Dios que busca incansablemente perdonar y reconciliar. Como cristianos, estamos llamados a ser portadores de ese mismo perdón en un mundo lleno de heridas y divisiones. Perdonar no es signo de debilidad, sino la expresión más clara de que hemos comprendido el Evangelio.